SECUESTRADOS

Por Rebeca Ramos Rella

Tras derrotas electorales de partidos gobernantes en Estados Unidos y en México, pinta intenso este 2011, antesala de procesos políticos que arreciarán confrontación. En este año se pavimenta el camino de las sucesiones presidenciales de 2012. Pelearán, Obama, su reelección y Calderón, continuidad del panismo. La batalla más severa se dará en ambos Congresos. Allá y acá, las oposiciones utilizarán descontento y desánimo social, sobre todo en lo económico: desempleo, impuestos, alza de precios en energéticos, canasta básica, lerda recuperación post-crisis, inflación -la mexicana es de las 4 más altas entre miembros de la OCDE- para golpear y desacreditar tanto a demócratas como a panistas. Para desgracia de los pueblos, mexicano y estadunidense, legisladores federales, representantes populares elegidos para resguardar los “supremos intereses nacionales” se enfrascan desde este enero, en amenazas, ofensas, debates infértiles, máscaras contra cabelleras, para ganar simpatías en rubros sensibles y rentables electoralmente, de mero efecto mediático, conductas que retrasan o soslayan reformas nacionales fundamentales con gran irresponsabilidad social y política.

Así en EUA, demócratas mayoritarios en el Senado, minoría humillada en el Congreso, intentarán resistir misiles legislativos republicanos con dedicatoria a Obama: “Usted sólo será presidente de un periodo”; según ellos habrán de “salvar a su país de un socialista”. Allá, lo arrinconan para aligerar carga de su reforma fiscal a sectores pudientes, distorsiones a modo, del gasto fiscal y déficit; le negaron aprobar la Dream Act, preámbulo de reforma migratoria pendiente, compromiso de campaña, que le ganó 67% del voto hispano. Chispea alta tensión bipartidista por posible reversa a la reforma de Salud, uno de los pocos logros de su administración.
                Obama apechugando hostilidades, hábil ha negociado con sus adversarios republicanos rancios ortodoxos, ultras del Tea Party, racistas demagogos malquerientes, el nuevo tratado START con Rusia –los hubieran acusado de obstructores de una relación estratégica- y la iniciativa Don´t ask Don´t tell –les preocupó verse intolerantes con homosexuales militares-. Además del jaloneo que hierve, continúa exhibición vergonzosa de la diplomacia descuidada y hackeada de Washington, que desnudó enredados de pobre, subjetiva, grosera y superficial “red de inteligencia”. Assange y su WikiLeaks logran más que la KGB en tiempos gélidos. La guerra cibernética trastoca confianza mundial del “power intelligent” obamista, que alerta a líderes globales. Es el complot contra Barack y su liderazgo mundial. Y en el colmo ni la Casa Blanca ni el Pentágono han desmentido contenidos de cables publicados; sus disculpas frenéticas confirman cada palabra espiada y despiadada. Quizás la seguridad nacional a riesgo, genere equilibrios y acuerdos temporales –como indemnizaciones a desempleados, reordenamientos fiscales a pequeñas empresas, apoyos a estudiantes de bajos ingresos-, pero la Cámara de Representantes de mayoría republicana está decidida a noquear al Presidente, por encima de lo que en verdad necesiten resolver para los estadunidenses, como las reformas de seguridad alimentaria y la de medio ambiente, que no salen.


En México según encuesta, las reformas procesadas en el Congreso de la Unión, a propuesta del Ejecutivo Federal en los 3 primeros años de gobierno, registraron aprobación de 98%, tras intensos debates que definieron modificaciones legales: reformas al ISSSTE, PEMEX y paquete de seguridad y justicia, pero en 2009, año de elecciones federales y múltiples desencuentros entre ambos Poderes -transregionalización del conflicto PRI-PAN al Congreso- el nivel de éxito legislativo del Presidente bajó a 12.6% con efectividad del 85% -con promedio de respaldo priista de 47%-.



Así en el 2010, del Bicentenario y del Centenario, el pleito por acuerdos rotos y alianzas electorales desembocó en cero revisiones y análisis del nuevo Proyecto de Nación; se perdió oportunidad para el gran debate del futuro.

Iniciando 2011, se retuercen mayoría de senadores azules contra acusaciones de ineptitud y soberbia desde trinchera opositora tricolor y nada más no atinan a salvar iniciativas del Presidente, siendo minoría en la Cámara de Diputados. El PRI acusa a Calderón de obstruir reformas. Lo señalan ignorante; a su gobierno, mediocre. Sacan raja de ineficaz estrategia contra crimen organizado, violencia, impuestos, alzas de precios, pobreza. Mentirosos electoreros, reviran panistas. El estilo desparpajado y peleonero –demasiado histriónico hasta intolerante- del próximo dirigente nacional priista -extraño híbrido de foxismo “reloaded” mezclado con caciquismo del siglo pasado y nepotismo vigente- profetiza guerra declarativa, destripadero, donde actores, líderes, legisladores, dirigentes mostrarán sus mejores dotes de elocuencia tipo “bullying”, pero nada de las reformas urgentes que siguen empolvadas sin esperanza de nacer: la reforma política que modernice y haga funcional nuestro régimen y sistema; de competencia; la de seguridad pública –regulación y fuero del Ejército, mando único policial-; la laboral. Se auguran más trabas por elecciones en varios estados -sube el morbo por la del Estado de México-.

Las sucesiones en México y en Estados Unidos están determinando tono del debate y efectividad de acuerdos en los Congresos de mayorías opositoras. Las reformas que ambas naciones necesitamos, continuarán siendo rehenes de intereses de partidos. No nos extrañen parálisis legislativa, chantajes, descalificaciones para sacar a patadas a inquilinos de Los Pinos y de la White House.  Nuestros destinos están secuestrados por políticos en pie de guerra por el poder.


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