HEMISFERIOS
El califato y la coalición: la
intolerancia a muerte
Por
Rebeca Ramos Rella
¿De dónde salieron?
¿Quiénes y cuántos son? ¿Qué quieren? ¿Por qué actúan con tanta saña, violencia
y horror? ¿Qué los orilla a matar? Los hemos visto en los medios; cubiertos con
la oscuridad sanguinaria que los define. Nos hemos indignado; nos han asustado
con sus métodos de amenaza, abuso e imposición. Parecen muy lejanos de
nosotros. Pero ya en este mundo interconectado por redes sociales, por
intereses comunes y seguridad, ya ninguna distancia es suficiente.
Lo que sucede en el
orbe nos impacta y nos afecta y, en este caso nos debe preocupar. El terrorismo
se internacionalizó hace mucho, como el crimen organizado; pero persiste; se
esconde y resucita como el ébola; es flagelo destructivo como el hambre, la
pobreza, el cambio climático, el maltrato animal; la discriminación, las
desigualdades, la destrucción del medio ambiente y la biodiversidad; se expande
como epidemia que envenena, como incendio que devasta; la guerra por dominio
político; por dinero, por control territorial y de recursos estratégicos; por
armas, por raza, por religión, por la geopolítica que nunca está en equilibrio,
sino en constante desbalance; entre los bandazos que confrontan, que matan, que
someten, que buscan la supremacía de unos sobre otros. Y ahí donde la balanza
se inclina, es donde la represalia y la reacción es cada vez más lamentable e
inhumana. Trae todo el peso del resentimiento; del rencor, de la venganza sin
piedad; de lo imperdonable.
Ningún lugar es más
propicio para la barbarie que el vacío de poder o el exceso de poder. Ahí
germina el terrorismo, la muerte, la injusticia, la irracionalidad y, también
la inacción que paraliza; la indiferencia que consiente; la ignorancia que
omite; la apatía que permite; la falsa invulnerabilidad que expone y arriesga.
Son los revelados
terroristas; los yihadistas, porque abanderan la Yihad, es decir, la Guerra
Santa –desde su punto de vista o distorsión-. Son los matones implacables,
miembros del Estado Islámico, -el E.I. o el I.S.I.S.,IslamicState of Irak and
Siria, por sus siglas en inglés-, el que tiene prendidas todas las luces de
alerta en el tablero del mundo y desvela a las potencias.
Los nuevos enemigos,
los del Califato del mal traen largo kilometraje. Como los camaleones han
cambiado de nombres, de líderes y de bandos muchas veces desde 2002 cuando un
guerrillero jordano Abu Musab al Zarqaui fue quien decidió crear el primer
antecedente; fue la organización denominada“Comunidad del Monoteísmo y la
Yihad” y su objetivo principal, entonces, era derrocar al Rey de Jordania,
acusándolo de violar la Sharia, -la ley Islámica- y de ser aliado de Estados
Unidos.
Después de participar
en la Guerra de Afganistán, el líder huyó a Irak donde se alió con otra
organización extremista,“Ansar al Islam”, un grupo de militantes islamistas
kurdos, que según la inteligencia de EUA, le dieron varios dolores de cabeza a
Saddam Hussein, ya que buscaban la independencia del Kurdistán –esa región
autónoma que sobrevive perseguida y discriminada entre Siria, Turquía e Irak-.
Pero su radicalismo
tocó extremo en 2003, cuando Estados Unidos, bajo el mandato de mentiras,
inventos y dolor de George Bush, invadió Irak tras los ataques del 11 de
septiembre, que por cierto, ya cumplen otro aniversario. Invasión que se fundó
en armas nucleares que nunca aparecieron. Pero a los residentes y a los grupos
militares existentes y disgregados en varias organizaciones, fueron la sujeción
al Occidente “infiel” y la imposición de un gobierno en Irak, a modo de
Washington, lo que consideraron como la peor afrenta a la libre
autodeterminación de los iraquíes. Así que Estados Unidos y los otros excesos,
los de su parte, se convirtieron en el genuino tiro al blanco de los
yihadistas: los enemigos a matar.
La ocupación
estadunidense; la destrucción; las formas “salvadoras” que usa el hegemón para
imponer su estilo e intereses y el gobierno títere en Irak, los unió en su
contra. En medio del caos, hubo muchas batallas y a la muerte del líder surgió
otro, Ayman al-Zawahiri, quien desde ese tiempo ya pensaba crear un Califato
Islámico y unir a los musulmanes contra los gringos y europeos. La situación
los llevó a sumarse a Al Qaeda y a cuadrarse con el horrorífico, Osama Bin
Laden. Así de 2004 a 2006, esta organización terrorista, -conocida como la Al
Qaeda de Irak-, cada vez más fuertepor la afiliación de miles de combatientes
islámicos, sunníes en específico y, de varios países de la región, perpetró
varios bombazos y matazones, en la lucha por expulsar a Estados Unidos de Irak.
Así la organización ya
compuesta por una estructura de mando en Irak bajo la tutela de Al Qaeda, fundó
el Estado Islámico de Irak, una especie de emirato bajo el liderazgo
sanguinario de otra fichita, AbuAbdullah al-Rashid al-Baghdadi, quien de 2006 a
2013, le hizo ver su suerte a las tropas estadunidenses estacionadas en aquel
hoyo de muerte, violencia y rencor. En un inicio, los “rebeldes” contaban con
base social robusta, pero los asesinatos, la violencia, los atentados contra la
población civil, provocaron que varios mandos desertaran para unirse a EUA y
delatar a los jefes de Al Qaeda. Cercados en la ciudad de Mosul, se
radicalizaron desde sus guaridas. Sobrevivieron como la peor mafia: robos,
extorsiones y secuestros contra civiles y, masacres contra los no musulmanes,
es decir contra los cristianos y otros grupos de ramas distintas del Islam, que
fueron sus víctimas inocentes.
Para 2010, sus fuerzas
y alcances estaban menguados por la captura y muerte de sus cabezas, así que
esperaron, se siguieron entrenando; acopiaron armas alemanas, estadunidenses,
rusas, para resurgir. Fue la Guerra civil en Siria, la oportunidad que hallaron
para reaparecer en escena. El levantamiento social armado contra el régimen del
dictador Bashar Al Assad, la masacre de civiles a manos del ejército sirio; las
batallas contra los autoproclamados “insurgentes”, desataron una de las guerras
más cruentas, irracionales y, largas de la historia del mundo.
Hasta hoy, nadie ha
tocado a Al Assad. Sus aliados inexplicables Rusia y China han impedido su
derrocamiento o la entrega del poder. Obama en su fase pacificadora y
“prudente” no quiso trascender al filo de la tercera gran conflagración, al que
esta guerra ha llevado al mundo en varias ocasiones. Se optó por exigirle a Al
Assad que permitiera la revisión y desmantelamiento de armas químicas, a cargo
de la ONU. Se hizo, pero la matanza no ha parado, ni el exilio de millones de
refugiados en Turquía, Irak, Jordania y Líbano.
Ni Putin envalentonado
aún más por la invasión a Ucrania, ni Xi Jinping han cedido. Arropan, defienden
al heredero de la dinastía Al Assad y Occidente ha tenido que doblarse. En
tanto los grupos extremistas musulmanes más radicales y criminales aprovecharon
brillantementeel viaje y la inacción colectiva de la OTAN y de EUA. Miles se
sumaron al ejército rebelde sirio, conformando un ente amorfo, ecléctico, con
diversos intereses y sobre todo con variedad de propósitos, ramas islámicas y
capacidades militares.
En un principio, se les
unieron yihadistas; después se les voltearon y los traicionaron. La estrategia
de su dirigente Abu Bakr al-Baghdadi fue pragmática y expansionista. Ordenó
emprender luchas territoriales contra todos: el Ejército sirio leal al
dictador; contra el secular Ejército Libre de Siria; contra los kurdos
islamistas del Frente Islámico o Al-Nusra. En las derrotas de unos y otros,
ganaron terreno, armas, adeptos y empezaron una de las peores campañas
militares invasoras y de exterminio que se registran en la historia. Para el
mes de abril del año pasado, los yihadistas habían adoptado otro nombre más a
su repertorio; así el orbe empezó a escuchar y a saber de las atrocidades del
Estado Islámico de Irak y el Levante que para finales de 2013, ya controlaba
cuatro ciudades sirias fronterizas con Turquía y en enero, ya había regresado,
envalentonado a Irak.
Encontraron eco. La
discriminación étnico-religiosa contra los musulmanes suníes había incubado
descontento social contra el hoy ex Primer Ministro iraquí, aliado de
Washington, el chiítaNuri al Maliki, a quien en parte se culpa de la
proliferación extremista en Irak y de los avances del E.I. en ciudades
importantes como Faluya, donde fundaron el primer califato; tambiénTikrit – la
tierra de Saddam- y Mosul, donde amenazaron, masacraron y expulsaron a miles de
cristianos iraquíes. Ante estos hechos, los más terroríficos de todos, Al Qaeda
hizo público su distanciamiento y se desvinculó de su otrora tentáculo armado
criminal. Cómo los verán que hasta los niegan los peores.
Así para mediados de
este 2014, los yihadistas del Estado Islámico tenían dominio sobre las ciudades
fronterizas con Jordania y Siria, lo que los amachó para salir a reflectores y
anunciar con todo el cinismo y el poder de las armas y territorios
conquistados, el 29 de junio, fecha de inicio del mes santo para celebrar el
Ramadán, la constitución del Califato, al estilo otomano según ellos, y a su
líder militar, como "Ibrahim, imán y califa de todos los musulmanes".
En mensaje, el portavoz
yihadista llamó a todos los musulmanes suníes del planeta a unirse con ellos
para matar y derrotar a los enemigos del Islam, dígase EUA, Occidente y hasta
Israel, que para ese tiempo, desplegaba toda su potencia militar y todo el odio
contra los palestinos en Gaza.
A partir de esa
asunción, que debo confesar, me pareció una postura de lo más desproporcionada,
arcaica y demencial, de lejos, todos hemos sido testigos de las constantes
imágenes y notas de ejecuciones sumarias, torturas, secuestros, mutilaciones,
crucifixiones de soldados capturados y niños; mujeres vendidas, violadas,
cercenadas; periodistas y trabajadores humanitarios que han sido degollados y
detenidos; han sido cientos de hombres asesinados acorde a reportes alarmantes
de organismos internacionales. Pero el E.I. ha sabido cómo, cuándo y dónde
echar mano de la más detestable propaganda de intimidación y sentencia. Dan la
noticia principal en los diarios y noticieros para legitimar sus posturas
fundamentalistas y torcidas, ante el mundo que horrorizado, no puede creer y
apenas reacciona.
Amparándose en la
Sharia, la ley Islámica, que es el código de conducta y de preceptos morales
que rigen la vida de los musulmanes y que en Estados Islámicos, también aplica
en cuestiones civiles y de justicia, los yihadistashan incurrido en los más
espantosos crímenes de guerra y contra la humanidad; tanto que hasta los Imanes
más doctos del mundo los han descalificado para contrastar el enorme
desprestigio que causan al Islamismo por fomentar la ignorancia o
desconocimiento de su real significado.
Listos, han avivado la
hoguera de la eterna confrontación suní-chiíta que por siglos ha dividido a los
musulmanes, entre los seguidores de los líderes más cercanos y respetados, que
sucedieron a Mahoma tras de su muerte y entre los que consideran a los
descendientes sanguíneos del Profeta como los genuinos sucesores. De esa
anciana ruptura viene la disputa. Y los yihadistas en ella se sientan. Así
matan por fumar; por no usar el hiyab -el velo o mascada- correctamente; por
tener relaciones sexuales extramaritales; por desobediencia a su dominio; por
negarse a la conversión al Islam.
Los horrores pululan.
Hay denuncias de la ONU de que a la fecha, más de 700 niños han muerto, han
sido mutilados o empalados; que han sido reclutados como atacantes suicidas;
entrenados con muñecas y cuchillos, en las artes para degollar; para espiar;
para pelear.
El caso de las mujeres
por dos extremos es doloroso e inconcebible. Han sido vendidas cientos de
“yazidis” –minoría étnica kurda y de religión preislámica, cuyas creencias
sobre Dios y su representante en la Tierra, para algunos musulmanes es
blasfemia contra el Corán; los acusan de adorar a un ángel del mal, debido a la
confusión de interpretación semántica del nombre del ángel de Dios-.
Los yihadistas apresan
a las mujeres no musulmanas, las comercian por mil dólares entre sus tropas
para convertirlas e iniciar familias acorde a su mandato. Se ha denunciado
también que todas las mujeres que viven dentro del Califato, han de sufrir la
ablación –mutilación del clítoris- y si no, han de ser reclutadas por la jefa
de la brigada Al-Khanssaa, la famosa unidad militar femenina que vigila y
obliga el cumplimiento de la Shariaentre las mujeres; que las castiga a
latigazos o las mata por lapidación según “su crimen”, como andar solas por las
calles, sentarse en sillas…la mandamás es una británica de 20 años, educada, de
familia pudiente que inexplicablemente ha decidido sumarse al E.I. y que ha
dicho a sus padres, esperar el honor de morir comoshahid–mártir-. AqsaMahmood,
es su nombre y es la pesadilla de las mujeres en esta desastrosa guerra
irracional.
Pero no para muchos y
muchas. Investigadores del Centro Internacional para el Estudio de la
Radicalización –ICSR- de Londres, han señalado que el Estado Islámico goza de
popularidad, entre sirios e iraquíes; hay reportes en Turquía de simpatizantes
organizándose y, también entre los europeos. Se lograron registros de que hay
más de dos mil británicos y franceses, hombres y mujeres, entre las filas de
matones extremistas, a quienes se les dan puestos de mando por su grado de
compromiso. La propaganda de reclutamiento cunde por las redes sociales.
Europeas intentan cruzar la frontera turca hacia Siria para alistarse en las
filas terroristas.
El Gobierno turco ha
tomado provisiones para detectar y detener a posibles candidatos a yihadistas,
que buscan la rebelión de su extravío, en la nueva opción que confronta a
Occidente y que despierta la inconformidad de sectores sociales en Europa,
Asia, África y en India, estas dos últimas regiones, donde ya se han proclamado
Califatos al estilo del E.I.
Es para pensarse la
capacidad de convencimiento de estos terroristas que conquistan adeptos y
afiliadas en países desarrollados, como si la regresión histórica del Califato
de la sumisión absoluta, fuera la contraparte “aceptable” al poderío
estadunidense y occidental, en tiempos en los que ciertamente sus estandartes,
como la democracia y el libre mercado, no resuelven la calidad y dignidad de
vida de millones; ni garantizan el respeto y ejercicio del Estado de Derechos
humanos universales, que rigen la convivencia mundial; ni intentan salvar al
planeta, ni detienen guerras, ni se ajustan al mandato de Naciones Unidas, por
mencionar algunos excesos y abusos del otro lado ofendido, que tiene de dónde y
mucho, para reclamársele en agravios, incongruencias, ilegalidades, arbitrariedades
y despotismo. Lo ocurrido y permitido por la ONU, por la UE, EUA y demás
aliados, en Gaza a manos ensangrentadas del demente Estado de Israel, es un
ejemplo de la “integridad” de las superpotencias, hoy amenazadas y aterradas
abajo del colchón, por el Estado Islámico.
Tuvimos que recoger la
quijada, todos, cuando los yihadistas publicitaron el asesinato de los
periodistas estadunidenses, por el filo de la daga de un ensabanado de negro
que así provocó y advirtió a Obama, si continuaba bombardeando sus cuarteles en
Irak. La ofensiva estadunidense empezó eldía 8 de agosto de este año, ya muy
tarde para pararlos. Fueron los rostros de los yazidis hambrientos y sedientos,
escondidos en colinas áridas iraquíes y las crónicas dolorosas de los miles de
cristianos expulsados y asesinados en Mosul, los hechos que finalmente
orillaron a Obama a actuar. Claro, también la caída de su popularidad en las
encuestas domésticas, que lo tienen en la lona, en este año electoral de
renovación del Congreso, que pinta volverse más republicano que nunca.
Fue Hillary Clinton,
por congruencia, por franqueza, por posicionarse ya en abierta precampaña, la
que puso el dedo en la llaga supurante de Obama que sangra desde que Al Assad
se volvió intocable por rusos y chinos; desde que Putin maniobró la
independencia de Crimea y opera la ocupación de Ucrania; desde que Israel
cometió crímenes de guerra contralos palestinos y encima, gustoso decretó más
de 200 millones de dólares para armarlos; desde que los yihadistas han arrasado
como tormenta de arena contra pueblos, niños, mujeres y autoridades,
adueñándose de territorios y asentando el sometimiento brutal como su idea de
Estado y ley.
La “candidata
inevitable” a la Presidencia de EUA, criticó severamente los ataques aéreos de
Obama en Irak al afirmar que lo primero y que desde hace mucho debió hacerse es
ayudar a construir “una fuerza de combate creíble” entre los diversos
combatientes sirios contra Al Assad, para no dejar el hueco de mando, el vacío
de poder, que ha llenado el Estado Islámico. Habló de fracaso de la política
exterior de la Casa Blanca en ese conflicto que se regionaliza peligrosamente.
Y pese a que hicieron las paces después, no le falta razón a la Señora Clinton.
La intervención militar
era el último recurso; pero la falta de decisión de las potencias de la OTAN;
la medianidad de las condenas y llamados de la ONU contra Siria y la presión de
rusos y chinos; además de los roces fuertes entre suníes y chiítas en Irak,
todo esto cultivó el éxito del Estado Islámico.
No se podía creer que
hace unas semanas, Obama tan neutro y apagado como su traje beige, en plena
conferencia de prensa, anunciara la gran novedad de que no tenía definida la
estrategia para contener y derrotar al E.I. Pero para estas horas y días, ya habrá
dado a conocerla. Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Turquía, Alemania,
Italia, Dinamarca, Australia, Canadá y hasta Polonia, en reuniones urgentes de
la OTAN, llevan días consultando cómo, cuándo, por dónde, con qué, con quiénes,
en coalición atacarán al E.I. hasta borrarlo del mapa. Han considerado todas
las opiniones, los apoyos ofrecidos de Irán por ejemplo e impensablemente
histórico y, los llamados de auxilio, aberrantes y ambiguos de Al Assad.
Irán, Irak y Siria
están colgados del candil por el avance territorial, ideológico, radical,
terrorista, propagandístico, mortal y sanguinario del Estado Islámico en sus
territorios y contra su población y fuerzas armadas. Circularon los videos que
no indignaron tanto a las potencias de soldados libaneses y kurdos degollados
por los yihadistas; son evidencias de que esta es la guerra santa y es en
serio. Por esto, Turquía alista sus bases para logística y ayuda humanitaria,
en caso de intervención armada aérea; aún la OTAN no define incursiones terrestres,
ya que eso significaría soldados aliados muertos, ocupación, población civil
padeciendo; años y años y mucho dinero. Pero se perfila un conflicto largo y
costoso por todo ángulo.
En tanto el gobierno
turco, el aliado estratégico de Occidente en este caso, ya opera prevención
contra brotes extremistas en su país, que se suman al descontento y sufrimiento
de millones de sirios refugiados y cientos expatriados indigentes en las
calles; otros perseguidos, por una neo-xenofobia turca que ya no los quiere en
su país, que ha gastado billones de euros para sostenerlos.
En los días siguientes,
las potencias y sus países aliados anunciarán su decisión. En tanto ya nos
dejan saber su estrategia: apoyarán militarmente a los iraquíes, que ya tienen
nuevo Primer Ministro; frenarán la entrada de extranjeros simpatizantes y
combatientes con ayuda de los países fronterizos y le cerrarán la llave a
quienes financian al Estado Islámico, que ellos sabrán quiénes son, aunque se
especula que Arabia Saudita es uno de los patrocinadores y otros grupos
extremistas.
El No es rotundo para
compartir información de inteligencia con Irán y definitivamente no ayudarán a
Al Assad, que la condicionó absurdamente, en su lejano caso. Así vemos que
Siria seguirá a la deriva, a su suerte, con el saldo terrible para la población
civil que continuará padeciendo. La prospectiva vislumbra que el E.I. terminará
por derrocar al dictador que solo no puede contra ellos, a menos que los rusos
y los chinos, lo defiendan aún en contra de la OTAN y de la ONU y, de la
condena del mundo.
La conclusión inicial
es que el Estado Islámico es el nuevo enemigo; el Califato del mal, que
promueve la sumisión que significa el Islam, más allá de la letra; nada que
ver. Lo de ellos es una mascarada para matar, exterminar y lograr poder. Y lo
han conseguido sólo por la tibieza, indiferencia, omisión y ¿miedo? De las
superpotencias, de Obama y de los intereses nacionales muy por encima de la
seguridad y paz internacionales.
La política exterior de
EUA hacia Medio Oriente ha sido fallida. La gestión diplomática y la aplicación
del derecho internacional de Naciones Unidas es un fracaso. Esta es la muestra.
El emblema de la discordia es Israel y, también la persecución, la etiqueta
discriminatoria y desconfiada, la descalificación y la ausencia total de
respeto y de coexistencia inteligente con los pueblos musulmanes; sobre todo
tras el 11 de septiembre de 2001. Nada justifica el poderío del Estado Islámico
y sus métodos deleznables. Pero la semilla macabra la sembró Estados Unidos y
la germina Israel y los negocios jugosos que ganan los europeos y árabes, con
guerras interminables, en las que el petróleo, el dinero, las armas y la
supremacía política son la prioridad. Ojalá que el E.I. sucumba pronto. Nadie
quiere atentados en cascada en el orbe, ni fronteras cerradas, ni sospechas que
vulneren derechos civiles. Nadie quiere la anti-historia de regreso.
El mundo vive bajo la
amenaza latente de la intolerancia de todos. Ha ascendido a la aniquilación de
unos y de otros, contra todos. Lo peor. Ya no hay tregua. Es a muerte.
imagen/cronica.zonalibre.org
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