MUJERES: TURISMO E IGUALDAD

Por Rebeca Ramos Rella

El turismo contribuye al 5% del PIB y al 7% de empleos mundiales; al 6% de las exportaciones globales y al 30% de exportaciones en servicios. En países en desarrollo, genera el 45% del total en este rubro. Es una actividad tan generosa –además de sustentable- que con planificación inteligente, engarzamiento de esfuerzos, acuerdos y recursos entre los sectores público y privado, nacionales y extranjeros, es solución viable para propulsar crecimiento económico; reducción de pobreza y desarrollo social y más, es una llave maestra que puede abrir oportunidades para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, a nivel global, nacional, estatal y local. Así lo señala el más reciente Reporte Global de las Mujeres en el Turismo 2010, presentado por ONU Mujeres y la Organización Mundial de Turismo, una herramienta de medición y diagnóstico invaluable para conocer y provocar análisis más profundo, sobre la aportación sustancial de las mujeres en un sector estratégico que este siglo, representa inversiones, empleos, expansión económica regional, divisas, fortalecimiento de la identidad nacional y más convivencia y vínculos entre los países del orbe.

Sin embargo, el reporte arroja una serie de crudas realidades y retos superables, para las mujeres que a nivel global y en promedio, son la fuerza laboral mayoritaria –el doble del capital humano en el sector, con respecto a otros- y sobre la que se sostiene y se catapulta la industria turística. Pero usualmente las mujeres se desempeñan en bajos perfiles, precarios empleos y mal pagados: Ganan del 10% al 15% menos que los varones por el mismo empleo. Esto es evidente desigualdad en la paridad salarial.

La discriminación y los estereotipos de género arrinconan a las mujeres a trabajar en labores de cocina, limpieza y hospedaje, ya que están presentes en la prestación de servicios y en empleos de oficina o en mostradores, pero no se están desempeñando o son escasamente representadas, en espacios profesionales o de alta dirección, en sectores público y privado -uno de cada cinco Ministerios de Turismo en el mundo, están encabezados por mujeres y paradójicamente, son ellas las más emprendedoras y dueñas de sus propios negocios vinculados al sector. En el turismo, los empleos dependen de temporadas, así que hay inestabilidad en ingresos si los hay, pues en otras latitudes, existe una cantidad considerable de mujeres que laboran sin salario en negocios familiares o son autoempleadas y desde esa injusticia e invisibilidad, hasta subsidian el desarrollo comunitario y abonan a combatir pobreza y marginación. Lo peor. En algunos destinos turísticos, persiste, en impunidad injustificable, la mezcla perversa del turismo con la trata y explotación sexual, como negocio redituable e ilegal y permisible por autoridades.

El Reporte indica que en América Latina ascienden a 58%, las empleadas en hoteles y restaurantes, en contraste con Asia donde sólo son el 35%; por niveles, sólo el 36% de latinoamericanas se desempeñan con estatus profesional; 62% en oficinas o mostradores y el 65% en servicios; en extremo, las asiáticas alcanzan el 39%; 49% y 35%, respectivamente. Sobre educación y capacitación, no existen mediciones al respecto, pero es básico considerarlas como pilares de la profesionalización de trabajadoras en el sector.

Está comprobada la capacidad empresarial femenina destacada: en Latinoamérica dirigen su propio negocio –hotelero o restaurantero- el 51% de mujeres del total en otros sectores, pese a que en términos de liderazgo, en sólo 1 de 4 asociaciones de la industria turística, hay una mujer como directiva. Así, en marzo de 2010, sólo el 21% de los países de la OMT, tenían a una mujer como ministra o secretaria de turismo, comparado con el 17% de posiciones ministeriales en general.

Según el Colegio de México y la Sectur federal, en un Análisis económico del mercado laboral turístico en 2010, en el país, de 415 mil personas ocupadas en el sector turístico, 38.6% son mujeres y de 4.9 millones de personas empleadas en sectores relacionados al turismo, las mujeres son el 45%. Las mexicanas empleadas en el sector –el 59% laboran de 40 a 48 hrs semanales, pero el 92% son subordinadas- tienen nivel educativo medio superior y superior en 41%; de ellas, el 32% tiene entre 30 y 39 años y el 28%, entre 20 y 29 años. Jóvenes y preparadas son magnífico capital humano aprovechable para fortalecer al Turismo mexicano en su Año ¿No creen? Pero mientras los hombres tienen ingreso promedio por hora de 27.80 pesos, las mujeres ganan 20.97 pesos por la misma actividad. La disparidad salarial es de 30%.

En México, tienen nivel y desigual salario el 30% de mujeres que laboran como mozos de hotel, botones y similares. Expone el Análisis que “de las 15 principales ocupaciones de las mujeres en el sector turístico, sólo hay 4 en las que su presencia representa menos del 41%: 1) directores en servicios culturales, de esparcimiento, recreativos, restaurante, hospedaje; 2) jefes de departamento en servicios de restaurante, hospedaje y comercio; 3) cantineros, meseros y camareros; 4) trabajadores de aseo”.

El Reporte Global ONU Mujeres y OMT recomienda a gobiernos, empresarios, prestadores y operadores de servicios turísticos, así como a asociaciones y sociedad civil: Fortalecer la protección legal para las mujeres en el mercado laboral de turismo, con regulaciones de salario mínimo y paridad salarial; horarios flexibles, opción de trabajo en casa y apoyo para cuidado familiar –corresponsabilidad social del Estado con la doble jornada-; acceso a créditos, tierra y propiedades; entrenamiento y recursos a emprendedoras y empresarias turísticas; más educación y capacitación; respaldar y reconocer el liderazgo natural de las mujeres en el turismo; abatir el autoempleo y el trabajo no asalariado en comunidades, con proyectos y financiamiento. En suma, exhorta a proteger los derechos humanos de las mujeres en el sector turismo y monitorear el progreso de su empoderamiento y reitera que –¡Claro! en caso de que haya voluntad política, justicia, respeto, reformas legales, políticas públicas con perspectiva de género y menos explotación, machismo, misoginia y cultura patriarcal- la igualdad de género podrá aportar a la calidad general de la experiencia turística; repercutirá en mayor rentabilidad y calidad y en la fortaleza del sector y por ende, en la economía regional y en el desarrollo social.

Sin duda, la industria turística requiere acendrar y garantizar la igualdad de las mujeres, reconocerlas y recompensarlas en lo justo y equitativo, porque es su principal fuerza de trabajo y de proyección. De lo contrario, no podrá desplegar todas sus virtudes económicas y sociales. La clave para el turismo exitoso en promoción, servicios e inversiones, es la igualdad de género.



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