INTERVENCIONISMO ELECTORERO

Por Rebeca Ramos Rella


México está presente en la palestra y en el debate mundial. Lástima que no estemos de moda por liderazgo económico y político, por nuestro magno acervo cultural, artístico, histórico o por exitosa mediación en conflictos regionales. No. Estamos en medio de desesperada lucha en las políticas locales de Estados Unidos y de Francia. Peor. Estamos en medio de aspiraciones personales de dos líderes que buscan su reelección, cueste lo que cueste. Obama y Sarkozy han hallado en deficiencias gubernamentales, en lastres de nuestro sistema político disfuncional, gérmenes virulentos para justificar declaraciones, señalamientos y acciones intervencionistas en asuntos internos que sólo competen a mexicanos y autoridades resolver, apuntalar, descalificar, atender; hechos que les generan en su ámbito nacional respectivo, adhesiones, simpatías, posturas de trueque con oposiciones y posibilidad de alza de índices de su popularidad: ambos están en campaña al 2012.

De preocupante han calificado funcionarios de seguridad interna, procuración de justicia, de la defensa, de agencias de inteligencia en Estados Unidos, los niveles de violencia desbordada por el crimen organizado en México –franja fronteriza y en 982 territorios ingobernables, según investigador de la ONU-, al grado de avivar la proclividad cultural militarista del establishment estadunidense, alentar miedo arraigado e instintiva autoprotección de una sociedad que necesita crearse y creerse de enemigos para derrotar y héroes a honrar; libertades, democracia y paz a imponer o “ayudar” a construir, en otros países. La historia global contemporánea está robusta de actos intervencionistas, invasiones y ocupaciones de la superpotencia bajo la bandera de estos ideales que “justifica” su intromisión hegemónica.

Alerta roja para la soberanía nacional de México si el vecino norteño ha empezado a hablar desde septiembre pasado, de narcoinsurgencia  -afganización, colombianización-; de posibilidad de alianzas diabólicas entre Zetas y Al Qaeda; de incapacidad e incompetencia del gobierno federal para contrarrestar la desestabilización que engendran criminales – ante los que “México no puede solo”- dejando sentir suavecita la opción de envío de marinos y soldados y ahora, indignados por emboscada a agentes estadunideneses, para comenzar a analizar “cambios” que garanticen seguridad de su personal,  portando armas, hoy prohibidas a extranjeros en territorio nacional. Y pese a disculpas por cables que descalifican estrategia gubernamental y rectificaciones en tono diplomático, adjetivadas a favor y pinceladas de corresponsabilidad en la guerra contra el crimen organizado, allá nada más no avanzan contra el consumo de drogas ni en regulación de venta de armas que engordan 22 actividades ilícitas, negocio transnacional del “ nuevo imperio del mal”, contra el que republicanos ensoberbecidos presionan a Obama a derrocar, endureciendo seguridad fronteriza, negando reforma migratoria, acentuando fiscalización en aplicación de recursos de la Iniciativa Mérida, urgiéndole a recurrir al garrote, si México no lo hace. Estamos presenciando ácido intervencionismo a gotas, bajo discurso de responsabilidad compartida.

Desde Francia, el presidente Sarkozy, bien llamado por Fuentes “dictador bananero”, en petulante desplante pretende arrinconar y humillar historia y cultura de México, con el affaire Cassez, cosa juzgada, criminal sentenciada, al ordenar dedicatoria del Año de México en Francia a la secuestradora –vaya desfase arrogante y necio de quien negoció la liberación de Ingrid Betancourt, secuestrada por las FARC y quien acusó a jueces de liberar a asesino de joven francesa, exabrupto que le reclaman vehementemente ante un sistema de justicia sometido al Ejecutivo en su país- ¿Qué autoridad moral e institucional tiene para cuestionar administración y procuración de justicia en México? Ninguna, pero sus bonos populares a la baja le urgen cambalachear apoyo a su connacional condenada a 60 años en México al punto de la ruptura de relaciones diplomáticas, pues pese a llamados de diálogo y críticas internas a su increíble y grosera amenaza y descalificación a autoridades mexicanas, su baja autoestima y resentimiento social personal, no le permiten desdecirse. El colmo es que en intervencionismo burdo intente enlodar y apretar a México en foros internacionales exigiendo que nuestras leyes se pongan en tela de juicio a criterio de otros países.

Cierto es que en ambos casos, nos restriegan nuestros trapos sucios: una estrategia inefectiva en el combate al crimen organizado, corrupción e infiltración de órdenes de gobierno, falta de coordinación interinstitucional y también un sistema de justicia ineficaz, deficiente, desacreditado por impunidad y corrupción, pero al fin, nuestros retos a superar. Ni ínfulas reeleccionistas de estos Presidentes, ni los intereses nacionales que salvaguardan y que son ajenos a los nuestros, justifican advertencias irrespetuosas, recomendaciones sigilosas, arrebatos neoimperialistas, tintes intervencionistas que transgreden derecho internacional y la sana y pacífica convivencia y cooperación entre naciones democráticas que hace mucho definen su destino, cada cual a su libre determinación. México padece intervencionismo electorero de Francia y Estados Unidos y ahí partidos, Congreso, líderes y gobernantes, el Estado Mexicano en pleno debe protestar y atajar.

rebecaramosrella@gmail.com